jueves, 12 de junio de 2008

Permiso, Gracias, Perdón

Tres pilares para la paz. Tres formas distintas de reconocer el valor que tienen los demás, en tres circunstancias distintas; tal vez las tres circunstancias principales de la interacción humana.

Al pedir Permiso estás reconociendo el derecho que tu semejante tiene a sus posesiones, a estar en el lugar en que sea que esté, con quien esté y a estar haciendo lo que sea que esté haciendo. Al pedir permiso, valoras a todos y cada uno de los seres que te rodean como a iguales; no te crees superior, y es de esa valoración de donde surge el respeto a la persona misma y a cuanto le concierne.
Quien pide permiso, no atropella a quien se cruza en su camino. El respeto es la divisa en su vida.

Dar gracias muestra el valor que para ti tiene el bien, tangible o intangible que estás recibiendo (una sonrisa en ocasiones puede resultar un bien invaluable... no sólo es un bien aquello que compras con dinero y sólo conoce el valor de una sonrisa quien, habiéndola necesitado, no la ha encontrado). Dar gracias es propio de quienes entienden que sus semejantes no son sus sirvientes.
Tal vez consideres que no tienes que dar gracias al empleado de la tienda en la que compras algo por lo cual estás pagando. "¿Por qué dar gracias si lo estoy pagando?" Piensa que tal vez quien te atiende no es el beneficiario directo del intercambio comercial o que, aunque lo fuera, en todo caso, una cosa es el itercambio -lo que compras, por lo que pagas- y otra cosa es la atención personal de que estás siendo objeto. No das gracias por lo que compras -estarías valorando el objeto, cosa que ya haces al pagarlo-, das gracias por la atención que recibes -estás valorando a la persona que es un ser humano, igual que tú-.

Pedir Perdón. ¡Qué hermosa manera de decir "me equivoqué"! cuando cometemos un error, cuando hacemos algo indebido, que afecta a alguien más de forma indeseada. Cuando pedimos perdón, reconocemos con humildad la equivocación y ponemos las cosas en su lugar, porque al mismo tiempo, estamos reconociendo el valor de aquella persona a quien perjudicamos. Le estamos diciendo a esa persona que nos interesa y, porque nos interesa, no queremos tener saldos pendientes con ella.

Tres palabras que, cada una dentro de su circunstancia particular y en su propio momento, se resumen en una sóla: VALORACION. Y la valoración se traduce por "RESPETO" y el respeto mútuo entre cada uno de los seres que habitan este mundo es la única manera de vivir en paz.

JL DASILVA N

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