viernes, 3 de diciembre de 2010

¿Por qué no nos aseguramos antes de reaccionar?

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¿Por qué siempre asumimos como cierto, cuando vemos algo, que aquello es tal y como creemos estarlo viendo?
¿Por qué siempre asumimos como cierto, cuando oímos una frase, que aquello fue dicho tal y como creemos haberlo oído?
Si algún efecto puede causar sobre nosotros lo que vemos u oimos, ¿por qué no nos aseguramos antes de reaccionar?

Nuestros sentidos -esos cinco que biológicamente tenemos-, sólo son capaces de percibir la realidad instantánea -puntual- no de interpretarla y, menos aún, de analizarla en función del entorno determinado en que tal percepción se produce; y aún así, aún cuando pudieramos hacer un análisis inmediato de esa realidad, no iríamos más allá de lo que nos permita nuestra propia experiencia y conocimiento. Quien no conozca los efectos que la iluminación puede tener sobre el color, ¿cómo podría aceptar que el azul que está viendo no es azul sino rosado?.

No nos dejemos engañar por la primera impresión que obtenemos a través de los sentidos.

En la diferencia entre lo que creímos ver y en realidad era o entre lo que creímos oir y en realidad se dijo, podría estar la diferencia entre el amor que podríamos sentir y el rencor que estamos sintiendo.

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