Yo soy testigo de tu presencia.
Aunque nadie en el mundo me crea,
yo doy fe de tu existencia:
porque cuando tuve hambre
tú te acercaste para servir mi mesa;
cuando tuve sed
mi vaso llenaste con agua fresca
y cuando resbalé montaña abajo,
apareció tu mano, de pronto,
para detener la caída.
domingo, 13 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario